WINSTON CHURCHILL Y SUS CLAVES DE LIDERAZGO
Winston Churchill y sus claves de liderazgo forman parte de las páginas de historia de la humanidad. Son muchas la controversias que generó el líder político de Gran Bretaña, pues se le tildaba de personaje excéntrico que cambiaba de parecer más veces que una peonza. Winston Churchill es de esos personajes históricos que no deja indiferente a nadie, sea para bien o para mal nunca fue una persona que pasase inadvertida entre la gente. Todas las opiniones que se han registrado sobre su persona distan mucho de encontrar un punto medio, al contrario, se sitúan en los extremos de términos siempre absolutos.
Aún y así, es un pensamiento generalizado destacar su gran capacidad de liderazgo, que condujo a las fuerzas militares inglesas hacia una victoria épica, en una batalla que se daba por perdida. Nosotros hoy destacamos 3 rasgos de la personalidad de Churchill que le permitieron hacerse con el poder y llevar a su país a la victoria:
Energía:
Winston Churchill desbordaba energía, característica psicológica necesaria cuando se trata de levantar la moral de un país entero o superar prejuicios de los aliados para ganarse su favor.
Honestidad:
Todo buen líder siempre consigue ganarse la absoluta confianza de sus subordinados. Además, cuando se trata de seguir decisiones en las que el error es la barrera entre la vida y la muerte, como es el caso de una guerra, necesitas más que nunca que tus subordinados confíen en ti. Para ello es fundamental que tus acciones se fundamenten en la honestidad.
Convicción:
Para elevar un sentimiento generalizado de derrota, pesimismo y miedo, es esencial disponer de una convicción tajante sobre las ideas que se transmiten. Todo líder debe transmitir seguridad, confianza y determinación en sus comunicados.
Estos son los 3 rasgos más característicos sobre la personalidad de Winston Churchill, que llevaron a Gran Bretaña a vencer la ofensiva de Hitler. Os dejamos un párrafo de uno de sus comunicados en los que deja patente todas estas características.
«Espero que no hayamos exagerado el alcance o la importancia del revés que hemos sufrido. La retirada del sur de Noruega no es comparable con la retirada de Gallípoli… No participó un gran contingente. Apenas una división… No obstante, soy bastante consciente… de que entre nuestros amigos ha crecido una sensación de desánimo, y de que nuestros enemigos están exultantes… Quisiera pedir a los honorables miembros de esta cámara que no se formen una opinión precipitada acerca del resultado de la campaña de Noruega hasta ahora… De un ministro que se muestra seguro se dice siempre que está satisfecho de sí mismo. Y si no lo hace, se le tacha de derrotista. Por mi parte intentaré mantenerme en una línea intermedia —[interrupción]—, ni levantando expectativas indebidas [diputados: «Hitler ha perdido el tren»], que difícilmente puedan hacerse realidad, ni poniéndole a nadie la carne de gallina con imágenes absolutamente tenebrosas. En muchísimas ocasiones algunos honorables diputados han repetido la frase «Hitler ha perdido el tren» [diputados: «Usted la dijo»]… Aunque mantenga mi absoluta confianza en nuestra victoria final, no creo que las gentes de este país se hayan dado cuenta aún del alcance o la inminencia de la amenaza que se nos viene encima.»
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